martes, 20 de enero de 2015

El Capital de Marx.

El Capital.

Durante los más de Ciento Cincuenta años que han transcurrido desde la publicación del primer tomo de El Capital (Das Kapital, Kritik der politischen Ökonomie) de Karl Marx en 1867, la obra a provocado toda suerte de humores y predisposiciones ideológicas adhesivas o refractarias, curiosamente, aun en aquellos que nunca la han leído, pero se sienten en la necesidad de decir algo. Su influencia en la vida política y social de la humanidad, es innegable.

En 1989, tras la caída del muro de Berlín, hito que marco el comienzo del fin de la era del bloque socialista de Europa del Este, muchos lo consideraron como la prueba irrefutable del triunfo moral del capitalismo sobre el socialismo, y por extensión de la forma de gobierno basado en lo que denominaron democracia liberal, que no es mas que la homologación del libre mercado a la categoría del derecho humano, ¡todo un exceso!

Sin embargo, veinticinco años después, alrededor del mundo existe un sentimiento de insatisfacción generalizado, básicamente por el modo en el que se distribuyen las cosas, un ejemplo de ello es el movimiento Ocupy Wall Street. Lo anterior hace que adquiera actualidad la crítica marxista (¡Zurück zu Marx!) al orden social basado en la sistema de producción capitalista, misma que anticipo con claridad sus actuales consecuencias.

En su obra Karl Marx, rastrea los orígenes primitivos del capital en la era moderna y los encuentra en la extracción colonial de la riqueza mineral, en la explotación de la exclavitud y en el monopolio del comercio con las colonias. Es así como para Marx, los modernos países capitalistas pudieron financiar su desarrollo, "El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros".( fuente: El Capital).

La doctrina marxista recurre a la teoría del valor, en ella, siguiendo y aventajando algunos de los resultados de la escuela clásica de economía representa por Adam Smith y David Ricardo, Marx afirmó la preponderancia del trabajo invertido en la producción de las mercancías como unidad de medida común para determinar su precio, esta doctrina fue rechazada por Eugen von Böhm-Bawerk y los marginalistas, apoyados en tal empeño. en la teoría de la utilidad marginal, actualmente muy cuestionada en su capacidad de dar cuenta de tal hecho.

Para la escuela Austriaca de economía de la que Böhm-Bawerk formo parte, era fundamental demostrar que en el valor de las mercancías, el trabajo seria solo una variable, para disipar por esta vía, cualquier vestigio de conflicto de clases que, en la conciencia de que la plusvalía al estar destinada a la apropiación hecha por el capitalista como la parte no pagada del trabajo ejecutada por el trabajador podría desembocar.

En El Capital, Marx distingue el capital constante, conformado por los medios de producción, maquinaria, edificios etc., y el capital variable, en el cual se agrupa la fuerza de trabajo integrada por los obreros. De tal suerte que la diferencia del tiempo de trabajo necesario desempeñado por el obrero para cubrir su subsistencia diaria de aquel que sea el resto del tiempo de que se componga la jornada, llamado por Marx, como sobretrabajo, será el grado de plusvalia obtenido para el capital. Para Marx, los salarios están determinados por la composición de lo que en la actualidad llamariamos canasta básica de subsistencia, por lo cual, al aumentar la productividad y saturar el mercado de mercancías, ello acarrea el desplome del precio de las mercancías de las que se compone, la canasta básica, lo que reduce el tiempo destinado al trabajo necesario para pagar su salario diario, incrementando el destinado al sobretrabajo fuente de generación de la plusvalía, un circulo, en donde el trabajador se haya atrapado por el mismo sistema que auxilia con su trabajo a mantener.

El Capital es rico en imágenes premonitorias de los efectos perniciosos del orden social montado en el modo de producción capitalista, el hastío post-moderno de la vida encuentra su motivo en el mismo; La facilidad misma del trabajo (mecánico) llega a ser un suplicio, en el sentido de que la maquina no libra al obrero del trabajo; pero quita a este todo interés...La subordinación del obrero a la regularidad invariable del maquinismo, crea una disciplina cuartelaria perfectamente organizada en el régimen de la fábrica cesando de hecho y de derecho toda libertad. El obrero come, bebe y duerme con arreglo a un mandato. La despótica campaña le obliga a interrumpir el descanso.

Recientemente la obra El Capital en el siglo XXI de Piketty, confirmó las intuiciones que sobre la desigualdad anticipo Marx, a este respecto este último sostenía; Cuaquiera que sea el tipo de salarios, alto o bajo, la condición del trabajador debe empeorar a medida que el capital se acumula, hasta el punto de que la acumulación de la riqueza, por un lado significa acumulación igual de pobreza...He ahí la Ley general absoluta, de la acumulación capitalista. La acción de esta ley, como cualquier otra, esta naturalmente sujeta a las modificaciones de circunstancias particulares.

Marx no fue ajeno al influjo romántico alemán del siglo XIX, y ello se hace notar cuando acusa de provocar la condición fragmentada del individuo, al orden social que supedita toda la existencia humana al servicio de la reproducción del capital.

Por ultimo, si Böhm-Bawerk supo detectar en el plano meramente lógico algunos defectos e inconsistencias de la teoría del valor marxista, a la vista de los acontecimientos, en particular con el aumento en la brecha de la desigualdad, uno no puede mas pensar que hasta cuando Marx se equivoca, tenía razón!.

sotelo27@me.com






.

No hay comentarios:

Publicar un comentario