domingo, 27 de diciembre de 2015
La Gran Manzana.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Quiere Marx quitarme mi Iphone
domingo, 8 de noviembre de 2015
La Amabilidad.
domingo, 25 de octubre de 2015
Más allá de la #Bicicleta #Cultural
domingo, 18 de octubre de 2015
Guía para Perplejos.
domingo, 27 de septiembre de 2015
Guía para Perplejos.
domingo, 20 de septiembre de 2015
Ciudades Humanas.
domingo, 13 de septiembre de 2015
El valor de la #Utopia
domingo, 23 de agosto de 2015
Modernísmos sin modernidad.
domingo, 16 de agosto de 2015
Narcisismo Neoliberal.
domingo, 9 de agosto de 2015
El Circulo de Viena ( Des Wien Kreis)
domingo, 2 de agosto de 2015
Distopía Neoliberal.
domingo, 26 de julio de 2015
Revisionismo Historico
Su lacónica respuesta, me dejó en claro que, en cualquier sociedad por moderna y civilizada que nos parezca, experimentan el mismo estrés y complicación que nosotros, a la hora de lidiar con nuestro pasado.
Tanto en el caso de Henri Philippe Pétain, como en el de Porfirio Díaz, existen etapas destacadas y meritorias de su vida, que crean dificultad a la hora de la valoración, misma que no puede ser arbitraria, si quiere ser objetiva; sin embargo, existen acontecimientos que por su notoria gravedad, no dan margen a la exageración.
Consideremos en principio, el caso del General Petain; gracias a su oportuna y decisiva intervención de último momento en la batalla de Verdún en 1916, evitó la derrota del ejército francés y con ellos, la de todo el frente occidental a manos del ejército alemán dirigido por el General Erich Von Falkenhayn, en la Primera Guerra Mundial.
No obstante, su posterior colaboración con el régimen de Hitler y la entrega de judíos que fueron finalmente internados en los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, ha hecho que pese a la indudable deuda contraída por el pueblo francés hacia él, siga marginado de los héroes principales de su historia.
En el caso de Porfirio Díaz, la situación es similar, su participación en la guerra de Reforma de lado del bando liberal, lo colocaría en el panteón de los héroes nacionales, empero, su posterior entronización y prolongada permanencia en el poder, aunado a los hechos de este periodo, hizo que quedara expulsado del mismo.
Precisamente, respecto de los acontecimientos que tuvieron lugar durante la dictadura de Díaz, recientemente, con motivo del aniversario de su fallecimiento en París, se ha reavivado el debate sobre sobre su significado.
En este sentido, algunos han minimizado los efectos negativos del porfiriato y han destacado algunos hechos francamente dudosos, como que "Porfirio Díaz, dio una paz y una estabilidad que el país, no conocía".
Si para el filósofo escocés Thomas Hobbes "La guerra no solo consiste en la batalla o en la lucha concreta, sino en un trecho de tiempo durante el cual se da una voluntad de contender...La naturaleza de la guerra consiste, no en el hecho de que se de alguna batalla, sino en la tendencia a ello durante todo el tiempo que no existe la seguridad de lo contrario. El resto del tiempo puede hablarse de paz".
Resulta innegable que, siendo el porfiriato un estado de permanente y soterrada rebelión, es imposible llamarlo como un periodo de paz, más aún, porque en este contexto de confrontación social, fue que se pudo fraguar el asesinato y deportación del pueblo Yaqui, a las fincas henequéneras de Yucatán.
También se ha dicho en defensa de Díaz, que los tiempos de su dictadura se caracterizaron por ser de "Paz y Progreso", como ya mencione, lo primero no es cierto, y lo segundo habría también que ponerlo en contexto.
Cómo lo documenta John Masón Hart en "El México Revolucionario", el llamado proceso de modernización, beneficio esencialmente a los extranjeros en detrimento de los nativos, solo por dar un ejemplo, para 1910, el 80 % del capital del sistema financiero mexicano, pertenecía al exterior, de ahí que sea ilusorio asociar lo experimentado por México en aquellos años, a cualquier noción de progreso.
Se ha expuesto también, como justificación ética de Porfirio Díaz, que fue un hombre determinado por su tiempo y como tal, no podía actuar de otra forma a como lo hizo, para quienes esto sostienen, Díaz, sería una especie de marioneta movida por lo hilos de la historia, privado de libertad de elección.
Pero aun en el hipotético caso de que ello fuera cierto, precisamente en esto radicaría lo reprobable de su actuación, en haberse conducido como un hombre ordinario, en su carencia de voluntad para sobreponerse a los acontecimientos de la historia y no simplemente dejarse llevar, por la inercia de ella, porque precisamente en eso reside el valor moral de nuestras acciones, en hacer lo correcto en condiciones adversas y es una pena que así no se entienda por muchos.
Por último, la figura de Porfirio Díaz, más que ser motivo de mistificaciones revisionistas interesadas, debería servir de ejemplo de lo que ya no debe hacerse nunca más en este país, perseguir una quimérica idea de progreso que genere tanta marginación y dolor en nuestro país.
sotelo27@me.com
domingo, 12 de julio de 2015
El Atractivo del Fascismo.
domingo, 5 de julio de 2015
Hombre Rebelde.
domingo, 28 de junio de 2015
El Ser y la Nada.
domingo, 7 de junio de 2015
El Criterio de Verdad.
domingo, 31 de mayo de 2015
Anular Votando.
domingo, 24 de mayo de 2015
Ciencia Contra Filosofía.
domingo, 17 de mayo de 2015
El Anacrónico Liberalismo en México.
Es llamativo el cambio de posición que, a lo largo de la historia experimentaron dos tendencias filosóficas, mas o menos contemporáneas, desde su origen enfrentadas, respecto a la interpretación del hombre y su vida social; por un lado, el romanticismo alemán, surgido como reacción a los inconvenientes de la era industrial y por otro, el liberalismo ingles, fundamento filosófico del capitalismo en ascenso, como sistema económico hegemónico: al romanticismo se le considero en principio, un movimiento conservador y al liberalismo modernizador.
Sin embargo, a finales del siglo XIX, las cosas eran bastante diferentes, una vez evidenciados los estragos ocasionados por el industrialismo, que dio pie a diversas revueltas sociales como los movimientos ludista y cartista en Inglaterra, se resquebrajo la fe ciega en el liberalismoclásico, como justificación filosófica del sistema económicocapitalista mismo que, al asumir el carácter dominante, se transmuto en un sistema político conservador del statu quo.
Por el contrario, la critica elaborada por los primeros románticos Hamann, Herder, Rousseau, paso de un posición defensiva de la tradición a otra, en la que cuestionaba el orden establecido, pero en esta ocasión, tal orden social lo representaba la modernidad capitalista, por lo cual, algunas de sus criticas, adquirieron un talante progresista, como por ejemplo, la que señala la enajenación del individuo.
Esta perdida de vitalidad, no paso desapercibida dentro de los núcleos liberales de Inglaterra, de donde surgió la necesidad de ponerlo al día, de tal modo que fuera capaz de legitimar el orden económico capitalista, para ello, echaron mano de algunos de los conceptos elaborados por Rousseau, por vía de la teoría del estado de Hegel, de aquí que, a este movimiento revitalizador del liberalismo se le llamara también neohegeliano.
El liberalismo en su versión clásica, partió del error de la teoría estática de la económica, según la cual, basta con dejar actuar, sin interferencia o regulación legal alguna, a los individuos en el sistema de intercambio de bienes, para que las cosas sucedan como se espera; lo anterior en detrimento de la interpretación, también de origen ricardiana de la dinámica económica, basada en las leyes de la distribución de la riqueza, que sostiene que, el mercado económico, no esta compuesto enteramente por individuos libres, sino por agentes económicos, que concentran poderes monopólicos, que dejados a su libre accionar, son causa de grandes desigualdades,
La teoría de la distribución o dinámica de la riqueza, a diferencia de la utópica visión libre cambista de la interpretación estatica, presenta un cuadro nada halagüeño, pero cien por ciento realista, ya que se apoyaba, en la visión maltusiana de los rendimientos decrecientes, que prescribe que, a medida que mejoran las condiciones de vida, el aumento de la población nulifica su efecto, a no ser que, a esa nueva población se les margine del progreso, lo cual hace inevitable la lucha de clases en opinión de David Ricardo y posteriormente también de Marx.
Fue T.H. Green, Whyte Professor de Filosofía Moral en Oxford, quien se dio a la tarea de modernizar el liberalismo a finales del siglo XIX; Green penso, que podía paliar los efectos perniciosos del liberalismo clásico, mediante la reformulacion del concepto de libertad, fundamental en la teoría del libre mercado, el cual había sido heredado del utilitarismo de Bentham; para Bentham la libertad era de carácter negativo, significaba la simple ausencia de todarestricción o regulación legal, lo cual se avenía a los intereses de los que defendían el libre mercado, pero en opinión de Green, esto no podía ser, ya que la libertad, si en realidad era tal, tenia que ser afirmada en los hechos.
A partir de lo anterior y tomando como base, la teoría del estado de Hegel, según la cual, la verdadera libertad, es la mutua identificación de los fines del individuo y la sociedad o la unidad en la diferencia, es que Green, sostiene lo siguiente ¨La libertad es una concepción social, además de individual, se refiere a una cualidad de la sociedad y las personas que la integran, de aquí que, sea imposible un estado liberal, simplemente por permanecer al margen o de la inadvertencia política…la función del estado liberal, es apoyar la existencia de una sociedad libre y aunque el gobierno no puede hacer que la gente sea moral por ley, puede suprimir muchos de los obstáculos que pueden interferir en la vida de su desarrollo moral ¨.
Por lo cual para Green, libertad, no solo es la ausencia de regulación, sino también la eliminación de obstáculos que impidan el libre desarrollo de las facultades del individuo, y esto se logra mediante la intervención legislativa del estado, como por ejemplo al otorgar educación y salud gratuita o mediante legislaciones laborales que protejan al trabajador, de tal suerte, que el libre juego de las fuerzas del mercado, no impidan la plena realización de la gente, esta demás decir que estas ideas, están a la base del estado social europeo.
En su versión modernizada, el liberalismo, rescata el papel del estado para remediar las terribles desigualdades que produce el capitalismo, sin embargo, resulta curioso que en México, se aplique la interpretación primitiva del liberalismo clásico de hace doscientos años, que postula la supresión total del mismo en favor del mercado y lo que es peor aun, se presente con suma ignorancia, al rudimentario liberalismo, como teoría de modernidad y progreso.
sotelo27@me.com