domingo, 26 de julio de 2015

Revisionismo Historico

En una ocasión le pregunté a un amigo francés, cuál era la actitud  en su país, respecto al General Henri Philippe Pétain, héroe vencedor de la batalla de Verdún, cuya figura termino defenestrada ante los franceses o de una buena parte de ellos, por haber firmado el armisticio de paz con el régimen nazi, durante la Segunda Guerra Mundial y me respondió, ¡igual a la ustedes respecto a Porfirio Díaz!.
Su lacónica respuesta, me dejó en claro que, en cualquier sociedad por moderna y civilizada que nos parezca, experimentan el mismo estrés y complicación que nosotros, a la hora de lidiar con nuestro pasado.
Tanto en el caso de Henri Philippe Pétain, como en el de Porfirio Díaz, existen etapas destacadas y meritorias de su vida, que crean dificultad a la hora de la valoración, misma que no puede ser arbitraria, si quiere ser objetiva; sin embargo, existen acontecimientos que por su notoria gravedad, no dan margen a la exageración.
Consideremos en principio, el caso del General Petain; gracias a su oportuna y decisiva intervención de último momento en la batalla de Verdún en 1916, evitó la derrota del ejército francés y con ellos, la de todo el frente occidental a manos del ejército alemán dirigido por el General Erich Von Falkenhayn, en la Primera Guerra Mundial.
No obstante, su posterior colaboración con el régimen de Hitler y la entrega de judíos que fueron finalmente internados en los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, ha hecho que pese a la indudable deuda contraída por el pueblo francés hacia él, siga marginado de los héroes principales de su historia.
En el caso de Porfirio Díaz, la situación es similar, su participación en la guerra de Reforma de lado del bando liberal, lo colocaría  en el panteón de los héroes nacionales, empero, su posterior entronización y prolongada permanencia en el poder, aunado a los hechos de este periodo, hizo que quedara expulsado del mismo.
Precisamente, respecto de los acontecimientos que tuvieron lugar durante la dictadura de Díaz, recientemente, con motivo del aniversario de su fallecimiento en París, se ha reavivado el debate sobre sobre su significado.
En este sentido, algunos han minimizado los efectos negativos del porfiriato y han destacado algunos hechos francamente dudosos, como que "Porfirio Díaz, dio una paz y una estabilidad que el país, no conocía".
Si  para el filósofo escocés Thomas Hobbes  "La guerra no solo consiste en la batalla o en la lucha concreta, sino en un trecho de tiempo durante el cual se da una voluntad de contender...La naturaleza de la guerra consiste, no en el hecho de que se de alguna batalla, sino en la tendencia a ello durante todo el tiempo que no existe la seguridad de lo contrario. El resto del tiempo puede hablarse de paz".
Resulta innegable que, siendo el porfiriato un estado de permanente y soterrada rebelión, es imposible llamarlo como un periodo de paz, más aún, porque en este contexto de confrontación social, fue que se pudo fraguar el asesinato y deportación del pueblo Yaqui, a las fincas henequéneras de Yucatán.
También se ha dicho en defensa de Díaz, que los tiempos de su dictadura se caracterizaron por ser de "Paz y Progreso", como ya mencione, lo primero no es cierto, y lo segundo habría también que ponerlo en contexto.
Cómo  lo documenta John Masón Hart en "El México Revolucionario", el llamado proceso de modernización, beneficio esencialmente a los extranjeros en detrimento de los nativos, solo por dar un ejemplo, para 1910, el 80 % del capital del sistema financiero mexicano, pertenecía al exterior, de ahí que sea ilusorio asociar lo experimentado por México en aquellos años, a cualquier noción de progreso.
Se ha expuesto también, como justificación ética de Porfirio Díaz, que fue un hombre determinado por su tiempo y como tal, no podía actuar de otra forma a como lo hizo, para quienes esto sostienen, Díaz, sería una especie de marioneta movida por lo hilos de la historia, privado de libertad de elección.
Pero aun en el hipotético caso de que ello fuera cierto, precisamente en esto radicaría lo reprobable de su actuación, en haberse conducido como un hombre ordinario, en su carencia de voluntad para sobreponerse a los acontecimientos de la historia y no simplemente dejarse llevar, por la inercia de ella, porque precisamente en eso reside el valor moral de nuestras acciones, en hacer lo correcto en condiciones adversas y es una pena que así no se entienda por muchos.
Por último, la figura de Porfirio Díaz, más que ser motivo de mistificaciones revisionistas interesadas, debería servir de ejemplo de lo que ya no debe hacerse nunca más en este país, perseguir una quimérica idea de progreso que genere tanta marginación y dolor en nuestro país.
sotelo27@me.com

domingo, 12 de julio de 2015

El Atractivo del Fascismo.

Un 30 de Abril, pero de hace setenta años, Adolf Hitler se suicidaba, junto a la que recién había hecho su esposa, Eva Braun, en su búnker de Berlín.

No obstante el tiempo transcurrido desde el fin del Tercer Reich, sigue suscitando toda suerte de emociones, ¿Qué hizo del Nazismo, un fenómeno tan singular en la historia de la humanidad?

Tal vez, como escribiera Joachim Fest en El Hundimiento (Der Untergang), lo que distingue a Hitler y al nazismo, de otros Imperios y señores de la Guerra como Alejandro Magno, Julio César, Napoleón etc., fue su profunda pulsión anti-civilizatoria, la voluntad de que no quedara tras de ellos, piedra sobre piedra.

Esto lo atestigua, la llamada instrucción Nerón del 19 de Marzo de 1945, en la que ordenaba destruir, todo aquello que sirviera a la subsistencia del pueblo alemán, más allá del final de la guerra.

Aunque por supuesto, el carácter destructivo del nazismo, vino dado a posteriori, la génesis de su éxito y lo que posibilitó su acceso al poder se explica, entre otras razones, por su utilización del mito del pueblo elegido, luego caído y finalmente redimido, para reforzar la unidad en torno a la exaltación de una  identidad nacional.

Este  tipo de mecanismo de manipulación social, también está  presente, en el fascismo franquista de España, aquí el relato mileniarista se vio reforzado, por los antecedentes propios de lo que fue el Imperio Español y su familiaridad con los relatos de corte religioso.

En la Italia de Mussolini, se puede observar el mismo fenómeno en el cual, el fascismo italiano invoco la grandeza perdida del Imperio Romano y se rodeo de los símbolos de este, para insuflar el orgullo de sus auto proclamados herederos históricos y de esta forma poder legitimar sus ambiciones expansionistas de futuro.

Para el fascismo, los tiempos de crisis social son su catalizador, ya que el carácter sugestivo de su discurso, radica en el carácter potenciador de una identidad nacional sumergida en dudas e incertidumbres.

De aquí que no sean extraños, sino más bien concomitantes, los pogromos, razias y todo tipo de actos represivos que terminan por ser, el desahogo de las frustraciones e inseguridades en el cuerpo social y físico de un enemigo interno previamente identificado y destinado a ser cabeza de turco.

En ausencia de un pasado ancestral glorioso, el centro de gravedad del discurso fascista, se desplaza hacia una visión escatologica, donde el pueblo elegido, reafirma su identidad en base a una misión histórica redentorista por cumplir..

Por ejemplo, recientemente la comentarista ultra derechista Norteamericana Ann Coulter, quien como muchos otros conservadores, defiende la insularidad histórica de los Estados Unidos, ha sostenido que, en caso de no frenar de plano la inmigración hacia su país, los norteamericanos WASP, acrónimo de (White, Anglo-Saxon and Protestant), deberán acostumbrarse a que sus hijas sean violadas y asesinadas por latinos Ann Coulter dixit.

El mismo caso lo vemos en Europa, mismo problema (económico), mismo culpable (inmigración musulmana), misma visión (Europa como bastión de la civilización, asediada por los peligros de la contaminación cultural).

El fascismo encontró eco, en algunos intelectuales, gracias a la romántica e idílica idea de una sociedad cerrada, pasteurizada y homogeneizada, tal fue el caso de Platón y Heidegger, 

En México también, podemos encontrar un insospechado fascismo en la obra Ulises Criollo de José Vasconcelos, en ella, postula la tesis de la decadencia del Imperio Egipcio, a consecuencia de la degeneración racial en sus cohortes.

Si el fascismo del Tercer Reich  de Hitler, con su poder técnico y militar, ha desaparecido de la faz de la tierra, no podemos cantar victoria y bajar la guardia, el peligro que representa el atractivo del fascismo, no se ha marchado, vive al acecho sutilmente.

sotelo27@me.com

 









domingo, 5 de julio de 2015

Hombre Rebelde.

La rebeldía es el gesto de la vida, rebelde fue la lucha de lo inorgánico por hacerse orgánico.

Rebelde ha sido lo vivo ante lo inerte y rebelde fue lo que hizo al hombre desprenderse de la rama para formar su especie.

Desde el momento en que el hombre abrió sus ojos, se supo diferente, se rebeló contra su entorno y mediante los ritos funerarios, se rebeló también contra la muerte.

Rebelde fue la inquietud del hombre al no aceptar su suerte, de ahí que en su história, la rebeldía sea el acicate, los grandes quiebres han sido siempre actos de rebeldía.

Rebelde fue el rechazo al mito, como explicación del mundo, como rebelde fue el apotegma de Kant, que condenso el programa de la ilustración (Sapere Aude, atrévete a saber)  con el cual independizo al hombre de la institución.

El hombre moderno es consecuencia de la rebeldía, se rebeló contra su situación de siervo dentro del orden feudal, así como de la culpa, pesado fardo del pecado original, solo con actos rebeldía ha podido alcanzar su libertad.

Estado, familia y sociedad, es la rebeldía a la debilidad individual, pero en sociedad al rebelde se le aísla y margina, porqué se confunde la auténtica libertad, con la falta de responsabilidad, bajo la coartada del hábito  y la tradición.

De la rebeldía es compañera la soledad, porque es retiro, separación del confort que brinda la mecánica predisposición, la rebeldía es elección y exploración.

El hombre logra su integridad, cuando se rebela contra la tensión que escinde su condición, por ello, la integridad se mantiene siempre que se esté dispuesto a ser rebelde con lo exterior.

La rebeldía, es la ruta a la autenticidad, prefiere el riesgo de pensar, a dejarse intimidar por el miedo de fallar.

La rebeldía carga en los hombros el peso de la humanidad, porque al decidir ir más allá de lo que exige su posición, puede conocer la fuerza de su voluntad.

La dialéctica de la realidad es la rebeldía, la negación de la negación es el impulso incesante hacia su constante superación, por eso, el amor es la función dialéctica de la rebeldía a la soledad.

La rebeldía amplía los derechos y los horizontes de la moralidad al desafiar, empuja los hechos haciéndolos evolucionar.

Solo con rebeldía se puede captar la densidad, al rebelarse contra lo aparente  y la superficialidad, la rebeldía es el antídoto a la monotonía de la vida, nos permite profundizar más allá de los límites de la sensibilidad.

La rebeldía es el arte, por medio de él, el hombre se rebela a sus limites accediendo a la visión de la divinidad, en la arquitectura, el hombre que levanta castillos o construye mausoleos, se rebela contra la estrechez de su tiempo, lanzando el reto a la eternidad.

La rebeldía nos pone en contacto con la realidad, al permite la agitación, nos despega de la mortuoria homogeneidad, por eso nunca hay que dejar de ser, infatigablemente rebeldes toda nuestra vida.

sotelo27@me.com