domingo, 10 de enero de 2016

Lo Bonito no es Arte

Podemos valorar una obra de arte a partir de dos criterios, la técnica y la Idea.

No obstante, existen artistas que hicieron de la técnica, manifestación sensible de una idea, y no sólo gala de virtuosismo, por ejemplo, Johannes Vermeer, pero sobre todo, las vanguardias estéticas del siglo XIX y XX, en particular, el futurismo de Marinetti y su obsesión por el movimiento.

Dentro de los dos criterios anteriores debemos considerar, para el caso de la técnica, proporción, composición, combinación de colores, luces y sombras, materiales, criterio con el cual podemos volver a subdividir una obra en acuarela, fresco, óleo etc., así como re-juego de las formas, lo que constituyen las cualidades objetivas de una obra (perdón por lo arbitrariamente conciso, pero lo que me interesa destacar está en otra parte).

Las cualidades subjetivas de una obra de arte, podemos considerar lo constituyen la manifestación sensible de su Idea según Hegel, aquí es donde se complica el tema, si observamos la evolución de la Idea detrás de las obras maestras, durante bastante tiempo dominó el concepto de belleza, como criterio para definir que era arte de lo que no lo era.

Para finales del siglo XIX, con la llegada de las vanguardias estéticas, habidas de nuevas concepciones, se desplazó el concepto de belleza, como criterio de demarcación, esto como consecuencia de la necesidad de romper con el pasado, del que el criterio de belleza, se consideraba su mascarón de proa.

Para las vanguardias, la belleza era un criterio excluyente. La discriminación, antes una facultad positiva (que significaba "juicio refinado, elevadas expectativas, exigencia"), se volvió negativa y significó "prejuicio, intolerancia, ceguera ante las virtudes de lo que no era idéntico a sí mismo" Susan Sontag dixit.

De esta forma, adquirió carta de legitimidad el concepto de “interesante”, en sustitución al  de “belleza”, para distinguir a una obra de arte.

¿Qué es interesante? En principio todo lo nunca visto, desde un hombre defecar (en 2014, en la explanada contigua al Centro Pompidou de París, se exhibía un retrete dentro de cuatro paredes de cristal, en el que cualquiera podía acudir al llamado de la naturaleza, ante la mirada atónita o ¿no?,  de los  transeúntes), hasta las muy sofisticadas obras del expresionismo alemán agrupadas en los colectivos Die Brücke (El Puente) y Der Blaue Ritter ( El Jinete Azul).

El inconveniente que acarreó la incorporación del concepto de “Interesante” para demarcar las obras de arte, fue que condujo rápidamente a su comercialización y consumo, a la creación de un mercado de arte, en donde el carácter de auténticas obra maestras quedaba en entredicho.

La originalidad de las obras pasaba a segundo término, lo que acarreaba la paradoja, de que si lo interesante había sido lo nunca visto, ahora, como había presagiado Walter Benjamín en “La obra de arte en la era de su reproducción mecánica”, las tendríamos que ver en todas partes.

De la introducción de las  distorsiones del mercado en el mundo del arte, no fueron ajenos los creadores, tal vez en su descargo podemos decir, que lo hicieron por la mejor de las razones, buscaban socializar el arte, facilitando que las grandes masas tuvieran acceso a él, lo que provocó que de interesante, el arte pasara a aburrido en cuanto  se masificaba, abriendo una brecha entre arte popular y arte elevado, que quizá, nunca se había ido.

Olvidaban creadores y marchantes, que el arte actualmente, se caracteriza por ser un bien posicional, mediante el cual las élites (con mucho esnobismo a veces), buscan abrevar distinción y marcar distancias, en ausencia de un pasado aristocrático al cual apelar para sentirse orgulloso, Pierre Bourdieu en El Sentido Social del Gusto.  

Ya no se busca en el arte el placer de su contemplación, sino sólo la ornamentación, se ha dejado de buscar que el arte sea sublime o interesante y en su lugar se pide que sea bonito a consecuencia del fagocitar del mercado, de donde la creación a derivado todo con la comercialización y poco o nada con la inspiración.

Sotelo27@me.com


































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