domingo, 13 de diciembre de 2015

Quiere Marx quitarme mi Iphone

No obstante que una sociedad igualitaria crea mejores condiciones de vida para todos, hay quienes ven en el establecimiento de un estado igualitario, el final de la civilización.

Establecer condiciones de igualdad social, solo puede ser posible por medio del único ente que trasciende y comprende a la vez, a todos los seres que componen la sociedad: El Estado.

El mecanismo mediante el cual el estado puede hacerse con los recursos para emprender una acción política con el fin de abatir las injusticias sociales, es la recaudación fiscal progresiva, es decir, paga más, quien más gana.

Los recursos así obtenidos se destinan al financiamiento de la educación y salud pública y gratuita, y no sólo a la seguridad pública, como pretenden lo que se oponen a un estado de bienestar social, los neoliberales.

Porque destinar cada vez mayores recursos en seguridad pública, tomando en consideración que los delitos patrimoniales son los de mayor incidencia, terminaría por subsidiar al estrato más alto de la sociedad, al ser el que más tiene que perder.

Huelga decir, que un un entorno de pleno empleo y seguridad social, la tasa de criminalidad suele desplomarse, por el contrario, en un contexto de fragilidad laboral y económica, en escenarios de gran concentración de la riqueza en detrimento de la mayoría de la población tiende a incrementarse.

Tomo por ejemplo de lo anterior a la ciudad de Viena, acostumbrado de que en nuestro país la discusión sobre la seguridad, la dominen temas como el alumbrado público y un incesante, como dispendioso patrullaje, quede sorprendido de la oscuridad en las calles de la capital Austrica y su casi nula presencia policiaca.

No se puede más que concluir--que no podría ser de otra manera--en una ciudad (Viena) donde no existe la segregación social, donde ricos viven junto a trabajadores, porque la pobreza tal y como la conocemos en México no existe, precisamente por eso, porque las condiciones laborales son favorables al trabajador y además existe empleo, la seguridad es un tema resuelto como consecuencia de aquello.

Pese a lo evidente que resulta lo precedente, hay quienes insisten en sostener falsas teorías, otros llegan a responder que la idea de una sociedad justa es buena, incluso deseable, pero es solo eso, una idea, que no es posible poner en práctica en la realidad por sus costos, ya que el mundo “funciona” de otra manera, y todos tenemos que pagar por él, por eso es necesario privatizar todos los bienes y servicios a cargo del estado, lo paradójico es que este realismo y falsa responsabilidad, desaparece cada vez que hablamos de aumentar las tasas impositivas sobre el capital ocioso.

La expresión que se opone al estado de bienestar, esto es, a la educación, salud y servicios públicos gratuitos, como parte de la responsabilidad del estado y por ende a una mayor carga fiscal sobre los que más tienen para financiarlos, como ya mencioné, se llama Neoliberalismo, en el fondo, un conservadurismo, ya que tiende a proteger a los más ricos y coloca en condiciones azarosas a los que menos tienen.

Los neoliberales han explorado toda clase de argumentos con el propósito de justificar su codicia, desde el punto de vista ético, han usado la libertad de todo individuo a ser dueño del producto de su trabajo, en principio, nadie podría estar en desacuerdo con esto, el problema radica en que no todos tienen trabajo y el trabajo de muchos apenas da para garantizar un día de alimentación, por lo cual, no puede existir libertad, si las alternativas de los trabajadores, quedan enteramente en manos de su empleador que puede imponer cualquier tipo de condición.

Otra argumento que acostumbran invocar los neoliberales, es atribuir todo progreso material y tecnológico a la concentración de la riqueza, lo cual no es cierto, porque desconoce la contribución que millones de trabajadores realizaron para tal propósito y porque las condiciones para que la vida empresarial fuera posible sólo se lograron, después de que el estado, es decir, el conjunto de la sociedad, dotará a los emprendedores de las mejores condiciones para su desarrollo, efectuando las inversiones más riesgosas, al respecto Mariana Mazzucato en The Entrepreneurial State: debunking public vs. private sector myths, es contundente demostrando lo anterior.

Matizando, un sistema fiscal progresivo, no tiene porque ser confiscatorio, actúa simplemente en función de un principio muy básico, quienes mayores beneficios obtienen de la sociedad, más deben devolverle a ella.

La dificultad para procesar cualquier idea justicia social y de redistribución material radica en la errada creencia de que todos los bienes presentes y futuros, les pertenecen por entero a los neoliberales, aún aquellos que ni siquiera está en su posibilidad retener legítimamente, como es el caso de los impuestos, de aquí que vean como un robo a su persona, el usar la vía impositiva.

Por esto, hablar de un estado socialista de bienestar en el siglo 21, no involucra la expropiación de los bienes particulares de la mayoría de la población, sino la recuperación del papel del estado en el diseño de un marco jurídico e impositivo igualitario.

sotelo27@me.com





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