domingo, 3 de mayo de 2015

Globalización y Utopía.

La utopía de una gran fraternidad universal, en donde no existan fronteras, ni distinciones nacionales, donde los hombres se reconozcan mutuamente, únicamente a partir de aquello que los hace iguales, ha sido un tema recurrente en la historia de la filosofía, así por ejemplo, este ideal da forma a la República de Platon, es el tema de la obra la paz perpetua de Kant y es el resultado de la lucha de clases en Marx.

En la actualidad, pese a lo mucho que se ha promovido la globalización, como la vía para realizar el ideal de una gran hermandad universal, en los hechos, poco a tenido que ver con el mismo; no obstante, en nada resulta extraño, salvo en los ingenuos, puesto que la creación de una globalización económico y comercial, nunca tuvo como propósito, promover la cohesión y solidaria de la humanidad, como si, el de ejercer un control a escala global, ejemplo de ello es que, lo único que ha favorecido, es el libre flujo del capital, más no el de las personas.

Presentado como el motor del progreso material de la modernidad, el liberalismo económico, no es mas que, el reciclaje de políticas conservadoras, que se nutren de la pobreza y la exclusión social y tienden a concentrar los privilegios en un breve segmento de la sociedad; si bien, en sus orígenes, el liberalismo económico, tuvo un carácter auténticamente modernizador, porque rompía con el tardío orden feudal, esto solo fue, en su comienzo, al ascenso del capitalismo, con la eclosión del Ancien Régime y la instauración del liberalismo económico, como sistema político dominante, pasó a ocupar el papel opresivo, que en sus orígenes tuvo la misión de derribar; es así que el liberalismo, de modernizador, pasará a ser un conservadurismo, al cosificarse en un orden social.

En esencia, el liberalismo económico, no defiende tanto la libertad, como un concepto radical de propiedad privada, el cual es su valor fundamental, esto es particularmente claro, en la obra de Robert Nozick, para él, el hombre, además de dueño de objetos de la naturaleza, también es dueño de su persona y en ejercicio de este derecho de propiedad sobre su persona, nadie puede obligarlo a compartir, su trabajo, dinero etc., de aquí, que rechace la idea de un estado de bienestar que redistribuye la riqueza.

Pero, pese a lo coherentemente lógico que pueda parecer lo anterior, es empobrecedoramente abstracto, no se ajusta a los hechos del mundo real y toma de aquel, aquello que se ajusta a su interés y termina por ser, una defensa a ultranza del egoísmo individual, prueba de esto es que, es en el concierto social y no en el aislamiento, como tuvo lugar en la historia, la concentración de la riqueza en las sociedades capitalistas, es decir, sólo en sociedad, con la suma de las energías colectivas, es como el hombre, ha podido alcanzar un grado de bienestar material sin precedentes; en el fondo, lo que el liberalismo económico pretende, es sacar ventaja de los beneficios que le proporciona vivir en sociedad, sin asumir corresponsabilidad.

Los defensores de la globalización en su vertiente neoliberal, pretenden en el fondo cambiar las reglas del juego a mitad del partido; una vez, que la solidaridad de la sociedad los ha beneficiado, empiezan a exigir distinciones a su favor, en nombre de su "libertad", cuando lo correcto sería que, si en realidad están tan convencidos de la bondad de su sistema económico y quisieran inaugurar una nueva era con él, deberían estar dispuestos a renunciar a todo aquello que han acumulado en sociedad y comenzar de cero como proponen que acepten empezar, el resto de los demás.

En la lucha por la hegemonía global, el neoliberalismo ha encontrado un obstáculo en el estado, el papel del cual, ha sido el campo de batalla teórico entre la derecha, indefectible defensora del neoliberalismo y la izquierda, para los primeros, el estado debe desempeñar un papel subsidiario al mercado,y a la familia, para la izquierda en cambio, un papel solidario.

En los hechos se ha demostrado que, presa del libre juego de las fuerzas del mercado, sin la intervención mediadora del estado, las sociedades experimentan, mayores concentraciones de riqueza y crecimiento de la desigualdad social.

Por eso resulta esperanzador, lo sucedido en Grecia, donde a los primeros de intentos de la troika, de imponer medidas de austeridad, que sacrifican a su población en afán de sostener un modelo económico neoliberal, la sociedad salió a votar, por recuperar un nivel de vida con dignidad.

Tristemente en México, por el contrario, llevamos mas de treinta años con experimentos neoliberales, que no han estimulado la iniciativa individual en grado tal, que haga claramente visibles las ventajas de mantener este sistema económico, y por el contrario, en orden de la magnitud, ha hecho imposible, no notar el desbordamiento de la miseria y marginación social, es deseable, que en el futuro, podamos llegar a ser una sociedad más igualitaria en el bienestar.

sotelo27@me.com































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